martes, 12 de junio de 2012

La competencia en época de crisis

          ¿Quién determina quién debe seguir y quien debe quedarse? ¿Cómo se determina la competitividad en una sociedad civilizada? La historia ha demostrado que los más fuertes sobreviven y los más débiles mueren. Todo se basa en una simple ley, la ley natural, la selección natural que proclamaba Charles Darwin (1809 – 1882). El que ha sido fuerte vivía, el que no moría. Aunque la selección natural evidentemente abarca mucho más, y principalmente relacionado con un fenómeno esencial de la evolución con carácter de ley general y que se define como la reproducción diferencial de los genotipos en el seno de una población biológica. Con independencia de esto, en esencia el ser humano a sobrevivido desde el inicio de su Creación por su instinto de supervivencia. Poco a poco ha ido civilizándose y armonizándose con unos valores éticos y morales que han configurado el ser que es hoy.

          El ser humano ha evolucionado, desarrollando sus capacidades que cada día van en aumento y en pro de la sociedad. Con este simple concepto abordaré este tema. Actualmente el mundo y más concretamente Europa se encuentra en una de sus mayores crisis económicas que el mundo ha podido ver. Los mercados se desploman, los bancos necesitan recapitalización, el consumo desciende, el paro sube, y el concepto más importante y a rebatir en este artículo, la desesperación aumenta cada día más. El ser humano hace lo que sea para sobrevivir.

          Frente a esto… haré 2 preguntas con posiciones contrapuestas ante la que el lector sacará sus propias conclusiones. La competencia en tiempos de crisis… ¿es buena? o por el contrario ¿puede lastrar la esencia humana y convertirnos en animales? Me explico. Las competencias son las capacidades de poner en operación los diferentes conocimientos, habilidades y valores de manera integral en las diferentes interacciones que tienen los seres humanos para la vida en el ámbito personal, social y laboral. En un primer momento podríamos decir con total rotundidad, que las competencias son imprescindibles para el triunfo, para el progreso, para el avance, en definitiva para el desarrollo del ser humano en todas sus vertientes. Sin ellas, seríamos meros esclavos de nuestros cuerpos sin tratar de conseguir nuestras metas… nuestros sueños… lo que nos hace felices. No progresaríamos.

          El competir entre nosotros es bueno porque nos hace ser mejores y superarnos como personas en todo. Ante las dificultades y los errores, nos caemos, nos levantamos y aprendemos una gran lección. Un dicho popular dice: “el hombre es el único animal (racional) que tropieza dos veces con la misma piedra”. Esta frase todos la hemos oído y es cierto, algunos tropezamos más de 2 y de 3 y de 4 y así sucesivamente con la misma piedra (yo al menos si). Pese a ello, las competencias nos ayudan a mejorar y aprender de la vida. De esta forma no nos rendimos ante las dificultades de la vida, aprendemos siempre algo nuevo, luchamos por lo que creemos, nos ayuda a avanzar y seguir adelante, por ejemplo conservar nuestro puesto de trabajo y participar en el desarrollo de la humanidad y en el terreno personal nos ayuda a comprender mejor las cosas y a superarlas (lo más importante). En definitiva la competencia nos hace mejores.

          Sin embargo… ¿hasta qué punto nos reportan beneficios las competencias? Es por todos conocido como es el ser humano, un animal racional que en su total desarrollo tiene unos conocimientos, una ética y una moral que en un principio le ayudan a luchar entre su ser racional e irracional, en definitiva ser civilizado. Sin embargo antes de que el hombre/mujer se convirtiera en lo que es hoy… ha pasado por grandes penurias, guerras que han divido pueblos, ciudades, naciones enteras por su falta de civilización o mejor dicho por aquello que caracteriza al ser humano… su humanidad, los valores éticos y morales que tanto se están perdiendo en la sociedad actual.

          Desde que vinimos a este mundo por gracia divina… hemos estado en continuo cambio y evolución… pero en nuestros inicios éramos irracionales, nos faltaba esa humanidad que teóricamente hoy tenemos. Los valores éticos y morales que controlan nuestro cerebro primario, el cerebro reptiliano. Quien lo describió fue Paul MacLean (1913 – 2007) un médico norteamericano y neurocientífico quien hizo contribuciones significativas en los campos de la psicología y la psiquiatría . Su teoría evolutiva del cerebro triple propone que el cerebro humano fue en realidad tres cerebros en uno: el reptiliano (el que servirá de explicación para este escrito), el sistema límbico y la neocorteza. El cerebro reptil, que comprende los ganglios basales, el tallo cerebral y el sistema reticular, regula los elementos básicos de supervivencia, como la homeostasis. Es compulsivo y estereotipado. Es el primero que tuvo lugar en el hombre conforme a la historia evolutiva. Este cerebro es nuestra parte más primitiva, de aproximadamente unos 500 millones de años y por tanto tiene en su esencia una formación escasa y arcaica donde residen los instintos más primarios del ser humano, en esencia lo que regulaba nuestra supervivencia. Para que nos entendamos… cuando fregamos, nos estamos duchando, lavando los dientes… no interviene ninguna acción intelectual.

          Es un cerebro diseñado para manejar la supervivencia desde un sistema binario: huir o pelear, con muy poco o ningún proceso sentimental. Tiene un papel muy importante en el control de la vida instintiva. Se encarga de autorregular el organismo. En consecuencia, este cerebro no está en capacidad de pensar, ni de sentir; su función es la de actuar, cuando el estado del organismo así lo demanda. Se trata de un tipo de conducta instintiva programada y poderosa y, por lo tanto, es muy resistente al cambio. Es el impulso por la supervivencia: comer, beber, temperatura corporal, sexo, territorialidad, necesidad de cobijo, de protección... Es un cerebro funcional, territorial, responsable de conservar la vida y el que es capaz de cometer las mayores atrocidades. Por decirlo de alguna forma rápida este primer cerebro es una herencia de los períodos cavernarios, donde la supervivencia era lo esencial. Una vez quedan claro los conceptos… entraré en la segunda pregunta. ¿Es mala la competencia en época de crisis? La crisis actual está mostrando la forma de ser real del ser humano, prueba nuestras debilidades, de encontrarse con un problema y resolverlo. Sin embargo los acontecimientos actuales están desmoralizando a la población. La gente ve perdidos sus ahorros, sus casas, su vida. Ve que todo su esfuerzo por conseguir lo mejor se desvanece y las ilusiones de sus hijos desaparecen. La posibilidad de progresar y seguir avanzando es cada vez más un sueño imposible.

          Es por todos conocido, desde siempre, que tanto en el colegio, universidad, trabajo, incluso en las relaciones de amistad o de pareja por extraño que parezca (no será la primera vez que hay una amistad por interés X o una relación de supuesto “amor” por lo que esa persona espera conseguir de la otra, dinero, fama, reconocimiento social…), hay intereses en juego, hay personas que no tienen una ética o una moral asentada y que usan al resto. Nos encontramos en todos los aspectos de la vida personas que pisan a otras, los que conocemos como “trepas”, los que hacen lo que sea a cambio de conseguir las cosas, ya sea advirtiendo a otros de la conducta de X hacia los demás para desacreditarlo para obtener Y. O la lucha en entrevistas de trabajo desacreditando a otros o en el trabajo (el lugar más común de estas prácticas) en el que compañeros/as inventan o incluso dicen cosas que son verdad, pero en vez de ayudar o ver qué pasa, aprovechan eso y hablan más de la cuenta para ganarse el favor de los superiores y pisar al resto, los conocidos “pelotas”. Esto siempre ha pasado. ¿Quién no ha tenido en clase al típico listillo que es un “pelota”? ¿o el típico compañero de trabajo “trepa”? Todos/as lo hemos visto alguna vez. Siempre ha existido y siempre existirá. En este mundo tiene que haber de todo, principalmente para que haya un equilibrio. Lo que yo me pregunto… es en la actual situación de crisis… ¿hasta qué punto es buena la competencia?

          La competencia nos hace mejores, pero con la situación que actualmente vivimos… ese cerebro reptiliano que aún tenemos, puede jugar un papel muy importante en la vida de muchas personas… para… sobrevivir. Porque al fin y al cabo… ese cerebro está diseñado para eso, para sobrevivir, para actuar sin pensar, no tiene emociones, podríamos decir que es la máquina perfecta para luchar, ni siente ni padece. En la situación de hoy, por desgracia este cerebro tiene mucha cabida y solo es cuestión de tiempo como una vez oí: “a tiempos desesperados, medidas desesperadas”. La gente hará lo imposible por sobrevivir porque está innato en sí, no es algo desechable, el perder la casa puede lanzar a las personas a realizar algo que nunca habría pensado que es capaz de hacer. Las personas hacen lo imposible por sobrevivir. Uno no sabe de lo que es capaz de hacer en esas situaciones hasta que se encuentra en ellas. Una persona cuando tiene miedo, desciende su temperatura corporal, el ritmo cardíaco se acelera y la sangre va a las piernas. ¿Por qué? Porque es el instinto de supervivencia, el ser humano quiere huir ante ese miedo, y para ello necesita toda la energía posible y el cuerpo instintivamente (a través del cerebro reptiliano) manda toda la sangre posible a las piernas para oxigenarlas y echar a correr. Ante lo que hoy vivimos podría decirse algo similar. Ante la desesperación el cerebro reptiliano actúa de manera instintiva y le dice al ser humano lo que tiene que hacer… simplemente por sobrevivir. ¿Morirías de hambre o harías lo imposible por comer? El cerebro reptiliano te haría simplemente actuar por sobrevivir, si tuvieses que robar para comer, lo harías. El hombre/mujer hace lo imposible por sobrevivir y ahí no entran en juego las emociones ni los sentimientos ni los valores éticos o morales, lucharías por la vida. Es por eso que una persona que cree que no puede escapar de algo corriendo porque no tiene resistencia física, sin embargo si lo consigue, ¿por qué? Porque quiere vivir.

          De esta manera, la competencia nos hace mejores, por supuesto, pero en la actual época en que todo se derrumba, ¿hasta dónde llegarías? La competencia en estos momentos puede hacernos más mal que bien, prueba nuestras fuerzas y nuestras debilidades por conseguir o mantener algo, teniendo una lucha constante entre nuestro ser racional – irracional y nuestra moral y ética (valores y sentimientos). Nunca sabrás donde puede llegar tu desesperación… ya que nunca nadie se llega a conocer al 100 % así mismo.


                                                                         Por tanto…


¿Hasta dónde llegarías TÚ para mantener a tu familia? Esta es el gran interrogante que puede producir el hablar de competencia en época de crisis. ¿Hasta dónde llegarías por sobrevivir?

No hay comentarios:

Publicar un comentario